“Hoy no tengo miedo a hablar en frente de otros, sólo lo hago. Me siento segura y me felicito porque esto es lo que siempre quise: antes era una tortura para mí poder hablar, y ahora es muy distinto. Aprendí a aceptar mi ansiedad y a no luchar contra eso y así disminuyó bastante. Ya nunca me ha dejado destruida como antes, porque puedo manejarla. Mi ánimo cambió muchísimo, me siento más contenta. Antes sentía que no podía ser yo, que tenía tantas barreras. Yo pensaba que iba a ser un proceso largo, pero fue más rápido de lo que pensé.”

Kiara, 30 años

“Mi mayor mejora gracias a la psicoterapia es no tratarme mal, no pierdo energía en darle vuelta a las cosas que hago, no me meto en ese loop. Mi ansiedad disminuyó y ha mejorado sobre todo mi relación conmigo mismo, y esa es la razón por la que mejoraron mis relaciones con los demás.”

Esteban, 34 años

“Con la terapia comencé a ser más compasiva conmigo, a arriesgarme un poco más ante algunas situaciones y dejé de buscar excusas. He tratado de ser más frontal y honesta conmigo misma. Ahora me he sentido super bien conmigo, sé que lo que me pasa no es malo y que hay herramientas para mejorar. Ya no me reprocho constantemente, subí un escalón más en mi vida, me siento incluso más fuerte. Me voy a quedar con todo lo que aprendí en el programa y voy a seguir aplicándolo.”

Francisca, 33 años

“Ha sido muy lindo darme cuenta de mi valentía y de mis cosas positivas, y empezar a hablarme a mí misma compasivamente, que es algo que me hace muy bien. De a poco he ido aprendiendo a enfrentar la ansiedad, a no escapar, a ir manejándola y no viéndola como algo negativo sino como una alerta de algo y la he ido trabajando para que no esté tan encendida todo el tiempo. Ahora podemos convivir en armonía.”

Fernanda, 42 años

“Gracias a la psicoterapia fui entendiendo que el miedo no tenía por qué limitarme y me ayudó mucho a comprender lo que me pasaba. Hoy en día sigo sintiendo miedo pero lo sigo enfrentando, me armo de valor y hago las cosas. Me siento más valiente, ahora puedo tener conversaciones livianas y después salgo contenta y no angustiada, siento que lo voy logrando, son cosas que quizás para otros son pequeñas pero para mí son grandes, y las disfruto mucho.”

Silvana, 34 años

“Gracias a la terapia pude entender que la ansiedad social puede ser trabajada, que puedo controlar más lo que siento, lo que pienso, que no soy la única que pasa por esto. Y eso me ayudó a sentirme mejor, a no sentirme tan rara, a no ser tan crítica conmigo misma, a ser más amable con mis procesos, a ser más paciente, a tratar de ser yo mi mejor compañía y a hacerme sentir bien a mí misma.”

Natalia, 33 años